lunes, 26 de diciembre de 2022

Sifnos, el poder silencioso de las Cicladas

Después de muchos años, sin visitar Grecia, decidimos volver el verano de 2022. Siempre ha sido un país que nos atrae, nos gusta y emociona. Uno de los objetivos era visitar una de las islas Cíclada, uno de los grandes atractivos del país pero escoger una no es fácil. En nuestro caso, queríamos tranquilidad y para eso busque una isla donde no llegaran aviones, ni cruceros. Escogimos la isla de Sifnos porque además de tener estas condiciones, parecía un espacio lleno de lugares atractivos e interesantes para visitar. Para tener más información de la isla consultamos entre otras la web de la municipalidad de la isla, que tiene mucha información práctica. 

Una de las cosas que lo que más nos atrajo de la isla, era la posibilidad de hacer recorridos a pie para visitarla. Toda la isla tiene senderos bien señalizados que te permiten llegar a lugares muy interesanes. También hay una web con información de los diferentes caminos con excelentes explicaciones, además cuando hicimos alguno de los recorridos, pudimos ver que algunos estaban muy bien señalizados. 

Playa Paralia, Faros
La elección de un lugar donde pasar los días no fue fácil, primero nos sentimos seducidos por Kastro pero la falta de una playa tranquila cerca del pueblo no nos gustó, descartamos las áreas más turísticas como Platis Gialos y Kamares lugares llenos de bares y restaurantes. Finalmente nos decidimos por un pequeño pueblo en el extremo sur de la isla, Faros y desde luego fue un acierto. Faros es un pequeño pueblo pesquero, tranquilo con unas playas pequeñas y sombreadas, apenas hay cuatro restaurantes junto a la playa y está cerca de dos de los lugares más bonitos de la isla: Kastro y Chrysopigi. Nos alojamos en Thalata un apartamento muy sencillo y económico, una única habitación con cocina y lavabo, pero con una terraza frente al mar que es todo un lujo. A pocos pasos del apartamento teníamos una pequeña cala con una playa tranquila, con pinos que ofrecían espacios de sombra.

Sin duda la mejor opción para conocer la isla es alquilar un coche, nosotros nos tuvimos que conformar con los recorridos a pie y los autobuses que conectan la isla desde el centro en Apollonia. Depender de autobuses desde luego te obliga a organizarte y no te permite llegar a todos los puntos de la isla, pero pudimos hacer más o menos aquello que pretendíamos.

Uno de los lugares más bonitos de la isla es el pueblo de Kastro, situado en la zona sureste. Desde Faros existe un sendero entre caminos de piedra, campos de olivos y acantilados, se tarda una hora y media en recorrer todo el sendero que pasa junto a pequeñas ermitas. El punto más alto es la capilla de Agios Ioannis Siderou, un pequeño lugar blanco y verde. A partir de este punto, el sendero desciende hasta el nivel del mar hasta volver a ascender para llegar hasta el pueblo de Kastro situado sobre una gran roca que vigila la costa. Kastro es sin duda una de las joyas de esta isla, un pequeño pueblo de casas encaladas y calles estrechas, llenos de color, al recorrer el pueblo puedes observar algunos restos romanos en los edificios que demuestran que el asentamiento es muy antiguo. Además de recorrer las calles hay que visitar la pequeña iglesia de los Siete Mártires en un brazo de mar frente a Kastro.

Calles de Kastro

Taberna de Chrissopigi y al fondo el monasterio
Otros de los lugares imprescindibles de Sifnos es el monasterio de Chrissopigi situado en un cabo al sur de la isla. Desde Faros podíamos contemplar todos los días la silueta blanca de Chrisssopigi destacando sobre al roca volcánica y el azul del mar y el cielo. Existen un sendero iluminado y muy bonito que sale desde la playa de Faros y te lleva hasta el cabo y otro desde Playa Gialos. El lugar es famoso porque muchas bodas se celebran en ese monasterio. Además de visitar este lugar tan mágico os recomiendo comer en una de las tabernas junto a la playa, nosotros comimos en la taberna Chrissopigi que diversas personas nos habían recomendado y la verdad es que nos encanto tanto la comida como el lugar con unas vistas privilegiadas y oyendo el rumor del mar.

Casa de Artemonas
Los últimos lugares que decidimos visitar son los pueblos de Apollonia y Artemonas. El primero es el centro administrativo de la isla, un pueblo con encanto con sus tiendas, restaurantes, probablemente donde se concentra la vida social. Allí pudimos comer en el restaurante Cayenne, un excelente restaurante de cocina griega modernizada, un poco caro pero muy bueno. Pero si hay otro pueblo que destaca por la belleza de sus calles y de las casas es el pueblo de Artemonas. Está situado en el punto más alto de la isla y desde allí se puede contemplar gran parte de Sifnos y algunas de las islas Cícladas próximas a la isla. Artemonas tiene alguna de las casas más bonitas de la isla, con grandes patios delanteros la mayoría de principios del siglo XX.

Camino de Faros a Chrissopigi

En cuatro días tuvimos suficiente para llevarnos un magnífico recuerdo de Sifnos, la isla con el poder silencioso de las Cícladas, un lugar que en muchos momentos nos desbordó la belleza de sus pueblos, nos encanto la tranquilidad de las playas y pudimos recorrer a través de la red de senderos.

viernes, 2 de septiembre de 2022

Torre Tavira y el yacimiento fenicio de Gadir, un trozo de la historia de Cádiz

Hay lugares y ciudades que están en una lista de deseos, una de estas ciudades es Cádiz que con los años iba aumentando las ganas de visitarla. Por fin en el mes de diciembre de 2021 pudimos realizar una visita de tres días. La ciudad no nos decepcionó, es una ciudad que va calando, no es monumental como Sevilla o Córdoba o con una gran oferta de museos como Málaga, pero tiene el ambientes de las ciudades portuarias: libres y abiertas.

Lo primero que nos sorprendió fue su ubicación, su orientación. Cádiz es una península, una ciudad rodeada por el océano, oirentada al oeste mirando a América. Se comprende que fuera la ciudad desde la que se dirigía el comercio con las colonias en el siglo XVIII. Esta ubicación tan curiosa hizo que nos costara orientarnos en la ciudad, el centro histórico es pequeño y accesible a pie. Callejear por el centro de la ciudad y subir a terrazas y lugares elevados te permite captar esa luz y dejarte empapar por el contraste entre el blanco de los edificios y el azul del cielo. Hay que subir a la Catedral para ver el mar tan cerca y si tienes la suerte como nosotros de estar alojado en un hotel como el Hotel Las Cortes de Cadiz, relajarte desde su mirador contemplando el laberinto de casa y torres que vigilan el horizonte.

Cádiz desde Torre Tavira

En dos días pudimos visitar todo aquello que nos propusimos y perdernos por las calles, pero la mejor manera para conocer la ciudad fue visitar la Torre Tavira. Cádiz es una ciudad protagonizada por las torres distribuidas por la ciudad, herencia de la historia de comercio con América. En este lugar al explicarte su historia entiendes los años de esplendor de la ciudad en el siglo XVIII cuando tenía el monopolio de los viajes a América y sus habitantes se construyeron altas torres para vigilar la llegada de sus barcos cargados con las riquezas procedentes del continente. La reserva ya la realizamos antes del viaje, es fácil a través de su página web.

Pero además, Torre Tavira es el mirador más alto de la ciudad y conserva uno de los atractivos más grandes de Cádiz, la cámara oscura con la que puedes hacer en unos minutos un viaje por la ciudad. A través de la cámara oscura pudimos saber la historia de las fortalezas y que el Castillo de Santa Catalina se mantiene detenido en el tiempo. 

Castillo de Santa Catalina
El Castillo de Santa Catalina es ahora    también un centro de exposiciones donde pudimos descubrir la impactante historia de la explosión de un polvorín de la Armada en 1947 que destruyó todo un barrio. Desde el castillo también se contemplan los mágicos atardeceres de la ciudad con el sol escondiéndose en la línea del horizonte, la maravillosa luz de la ciudad. 

Gracias a la cámara oscura, o mejor dicho la guía de la Torre Tavira que nos hacía viajar por la ciudad, descubrimos que los maravillosos parques de la ciudad que están junto al mar tienen immensos ficus centenarios, procedentes de La India. Dos únicos árboles que parecen un bosque.

Después de contemplar la ciudad desde las alturas vamos a visitar los restos de la antigua ciudad en el subsuelo, tenemos hora reservada para conocer la antigua ciudad fenicia, la antigua Gadir. Antes de hacer la visita nos da tiempo de visitar uno de los edificios más importantes de Cádiz: el Oratorio de San Felipe Neri.

El Oratorio es un magnífico edificio barroco del silgo XVIII y tambíen con una gran importancia histórica ya que fue el edificio donde se firmo la Constitución de Cádiz en 1812.

El Oratorio tiene una forma elíptica con diversas capillas, la más espectacular el Sagrario de influencia italiana realizada en marmol y policromada. Una muestra de la riqueza de la ciudad en el siglo XVIII.

En el altar central una pintura de Murillo es otro de los grandes tesoros del Oratorio. Un edificio realmente curisoso y singular.


El Oratorio de San Felipe Neri


La visita al yacimiento de Gadir resulta tan curiosa e interesante como la Torre Tavira. Sobretodo descubrir como hace miles de años la ciudad era muy diferente: una isla que poco a poco fue uniéndose al continente. En el subsuelo de la ciudad descubrimos la historia más antigua y todo empieza con un misterior un esqueleto de un antiguo gaditano que al parecer murió en un gran incendio. Una visita guiada prácticamente en exclusiva y una excelente forma de entender la ciudad antigua y uno los pocos yacimientos fenicios. Para visitar el yacimiento, es preciso hacer la reserva  que se puede hacer en el mismo día.

En pocos días hemos podido disfrutar de una ciudad acogedora y sobretodo llena de luz, ciudad blanca y azul.

Cádiz desde la catedral


 

Los mosaicos dorados de Ravenna

Ravenna es una pequeña ciudad en la costa italiana del Adriático que conserva una joya singular: un conjunto de mosaicos bizantinos de los s...