lunes, 24 de junio de 2019

La Vall de Boí donde se puede tocar el cielo

En los Pirineos catalanes en el limite con Aragón se encuentra el Vall de Boí, un valle maravilloso que en pocos kilómetros reúne uno de los principales tesoros del arte románico y uno de los parques naturales más espectaculares del Pirineo. 

Parque Nacional de Aigüestortes y Sant Maurici
La Vall de Boí es valle que cruza el rio Noguera de Tor situado en la comarca de la Alta Ribagorça. El centro del valle es el pueblo de Barruera, pero como no encontramos alojamiento tuvimos que reservar en Pont de Suert, la capital de la comarca, una pequeña ciudad que puede ser un buen centro para realizar visitas y excursiones a la zona pero que en pocos minutos puedes llegar hasta La Vall.


En un fin de semana puedes disfrutar de una visita cultural de primer nivel y realizar una excursión de alta montaña sin demasiadas dificultades. Nosotros no lo hicimos pera en la misma Vall también hay un balneario donde puedes relajarte, con lo cual la visita aún tiene más alicientes.



Vista de la Vall de Boí desde la Torre
de Sant Climent de Taüll
Ir a la Vall de Boí es visitar un de los conjuntos románicos más importantes de todas Europa. En una pequeña área de 220 km2 se encuentran 9 excepcionales iglesías de estilo románico: Sant Climent, Santa Maria de Taüll, Sant Joan de boi, Santa Eulàlia d'Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat de Durro, Santa Maria de Cardet, la Assumpció de Cóll y la ermita de Sant Quriç de Durro. Para poder visitar las iglesias de la Vall se ha de tener en cuenta que necesitas coche para desplazarte entre los diversos pueblos y que hay diversas modalidades de entradas. Nosotros compramos el pack de visita a 3 iglesias ya que teníamos sólo una tarde para visitarlas y no incluimos el Centro del Románico de la Vall de Boí que creo que fue un fallo porque la visita al Centro te permite entender la historia de este lugar. Este pack se puede comprar en cualquiera de las iglesias o en el propio centro.


Sant Climent de Taüll

Sí únicamente puedes visitar una de las iglesias debes escoger Sant Climent de Taüll, sin duda porque esta iglesia representa la cima del románico catalán con su famoso Pantocrator que es reconocido universalmente como una de las joyas de este estilo artístico en toda Europa y también porque hace pocos años se ha desarrollado un mapping que se puede visionar en el lugar donde se encontraban las antiguos pinturas -hoy las originales están en el MNAC, Museu Nacional d'Art de Catalunya- con unas explicaciones que permiten entender la gestación de esta obra de arte. 

Además del Pantocrator hay que subir por la estrecha torre de Sant Climent para poder contemplar la vista del lugar rodeado de montañas. Esa verticalidad de las torres de la Vall es una de las características de la mayoría de las iglesias que cuando las contemplas desde el suelo te da la sensación que acarician el cielo. Hay una leyenda que explica el porque de las altas torres de la Vall a través de la historia de dos hombres: Climent y Joan enamorados de la misma mujer Eulàlia. 

Una vez vista Sant Climent hay que visitar la iglesia de Santa Maria que se encuentra en el mismo pueblo de Taüll. Esta iglesia se encuentra en medio del pueblo a diferencia de Sant Climent situada a las afueras. Es curiosa la historia de las dos iglesias que se consagraron con un día de diferencia, San Climent el 10 de diciembre de 1123 y Santa Maria el día 11, esto demostraría el poder de los señores de Erill que pudieron construir las iglesias a la vez y decorarlas por uno de los mejores pintores del románico. En el caso de Santa María se pueden ver las copias que sustituyeron los originales que se encuentran también el MNAC de Barcelona. 

De Taüll aún pudimos visitar dos iglesias más, la primera fue la de Erill la Vall, que tiene la torre más esbelta y elegante de la Vall. Dentro de la iglesia se conserva una reproducción de la escultura del Descendimiento de la Cruz, un trabajo en madera de una gran expresividad. La última iglesia que visitamos fue la Natividad de Durro, que conserva algunos elementos góticos y barrocos en el interior y a diferencia de las otras iglesias tiene una estructura más maciza con un gran pórtico. Para llegar hasta el pueblo de Durro tienes que ascender por una carretera estrecha con unas impresionantes vistas del valle. Otra forma de visitar las iglesias es conseguir alojamiento en Barruera y estar dispuesto a andar por las rutas de caminos que comunican los diferentes pueblos. Pero nosotros la excursión a pie la destinamos al Parque Nacional de Aigüestortes y Sant Maurici.
Parque Nacional de Aigüestortes y
Sant Maurici

Al día siguiente programamos una ruta por el Parque Nacional de Aigüestortes y Sant Maurici desde el Planell de la Molina hasta el lago de La Llebreta. Para realizar esta ruta es recomendable llevar calzado adecuado y agua, no se trata de un camino difícil pero pasas por lugares donde es conveniente llevar una zapato que te sujete bien el tobillo para evitar torceduras. Para llegar hay que pasar Barruera y después Boí y coger el desvío hacia el Parque Natural hasta el aparcamiento donde dejamos el coche y se encuentra un puesto de información. En este punto empieza la Ruta de la Llúdriga que va ascendiendo de forma gradual contemplando saltos de agua, los Pirineos y los prados del Parque.





La ruta la realizamos con calma y llegamos hasta el lago de la Llebreta y decidimos no seguir hasta el Mirador de Sant Esperit ya que la ruta es un total de cuatro horas sin paradas y queríamos volver a comer a Pont de Suert. Esta ruta apta para todo tipo de personas te permite disfrutar de un lugar maravilloso donde apenas se aprecia la presencia humana y donde te empequeñeces rodeada de montañas, bosques, el río. Uno de los lugares más mágicos de la ruta es cuando encuentras la ermita de Sant Nicolau en uno de los puntos más elevados de la ruta 

Ermita de Sant Nicolau
La ermita es de estilo románico como el resto de las iglesias de la Vall, sencilla y austera es una muestra de la presencia del hombre y su intención de comunicarse con Dios.


Cerca de este lugar se encuentra el lago de la Llebreta, sin duda el paraje más impresionante del recorrido que hicimos. Un pequeño lago de origen glaciar rodeado de montañas, llegado a este punto la combinación de verdes, azules y blancos es tan intenso que parece sacado de una pintura.

Lago de La Llebreta

Con esta excursión finalizamos nuestra visita a la Vall de Boí, un lugar idílico donde te parece que acaricias el cielo en las torre de las iglesias románicas o en los recorridos por el Parque Natural de Aigüestortes y Sant Maurici. 






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