viernes, 11 de abril de 2014

El encanto de una ciudad pequeña: Girona

A pesar de vivir en una ciudad próxima a Barcelona, siempre he mantenido una lazos que me unen a Girona. Mi familia procede de Blanes, la primera ciudad de la costa de Girona, de pequeña mis abuelos me hablaban de su pueblo, de los pueblos de la costa, de la ciudad de Girona. Mis primeros recuerdos son de una ciudad gris y apagada, con la llegada de la democracia, Girona recupero el color de las casas junto al río, restauró los edificios del casco antiguo, el Barrio Judío (Call) y el parque de la Devesa pasó a ser uno de los lugares más agradables para pasear. Luego vinieron las escapadas con los amigos, las fiestas populares y Girona, con los años, ha pasado a ser una ciudad a la que siempre resulta agradable visitar y conocer.


Vista de Girona desde el puente de piedra
Hace unos años apenas se veían turistas por las calles de la ciudad, ahora muchos de las personas que visitan la Costa Brava pasan una día por la ciudad y aparecen tiendas de aires modernos y bares pensados para el turismo. Aunque sin duda estas visitas suponen un incentivo económico para l a ciudad, espero que no la conviertan en un parque temático.

Me resulta difícil escoger los mejores lugares de la ciudad, os recomiendo deambular por el casco viejo, desde el Ayuntamiento en la Plaça del Vi ir ascendiendo hasta la catedral. Mientras se pasea se pueden apreciar los callejones del antiguo Barrio Judío, el Call, uno de los mejor conservados de Europa, incluso se puede visitar, El Centre Bonastruç donde se encontraba la antigua sinagoga.


Existen rincones fabulosos como el arco de Transfiguera, los Baños Árabes sin duda uno de los edificios más interesantes de la ciudad, el palacio episcopal, la catedral....

La catedral domina la ciudad, lo mejor es contemplarla al pie de la gran escalinata barroca y luego animarse a ascender hasta llegar a este magnífico edificio. 

Dentro lo que más sorprende es la gran nave del edificio, un inmenso arco que recorre una nave casi desnuda. En los laterales capillas de estilo barroco y entre ellas algunas realizadas por Pau Costa, lo menciono porque es el mismo escultor que realizó el retablo barroco de la iglesia de mi ciudad, Arenys de Mar, sin duda una de las maravillas del barroco catalán.


La Catedral y la escalinata
Fuera del centro histórico la ciudad también conserva edificios modernistas como la Fontana d'Or o el más moderno Banco de España del arquitecto Lluis Clotet y si queréis pasar un rato agradable y mágico podéis visitar el Museo del Cine, uno de los museos más didácticos y curiosos. Sin olvidar un paseo por la Devesa, el parque que se encuentra en el centro de la ciudad y que durante las fiestas de Sant Narcís se llena de música o por la Rambla de la ciudad que se encuentra cerca del río.

En mi última visita a Girona fuimos a visitar una exposición que se encontraba en la sede del Museo de Arqueología de Catalunya en el monasterio de Sant Pere de Galligants. Se trata de un precioso edificio de estilo románico que fue fundado probablemente en la primera mitad del siglo XII. La nave central de la pequeña iglesia tienen una decoración excelente con arcos de grandes dimensiones. En uno de los ábsides se conserva el antiguo rosetón de la iglesia. Junto a la nave central se encuentra el claustro del antiguo monasterio, un espacio pequeño, pero como todos los claustros medievales un lugar agradable y lleno de encanto. Deteneros a contemplar los diferentes capiteles de las columnas, los más interesantes son sin duda los seres mitológicos: un friso o una preciosa escultura de sirena con dos colas


Claustro del Monasterio de Sant Pere de Galligants

El entorno resulta tan maravilloso como el propio edificio. Sant Pere de Galligants se encuentra cerca de la muralla norte de la ciudad y junto a éste se encuentran otros edificios románicos, fuera de las murallas de la ciudad desde donde se puede contemplar la catedral.

Cerca del monasterio se encuentra el río de Galligants y un pequeño puente románico permite llegar hasta la ciudad. El entorno con pocos edificios modernos, la vegetación y las construcciones medievales es un lugar maravilloso, alejado del centro repleto de turistas y sin duda uno de los lugares más encantadores de la ciudad.

Un pequeño lugar casi desconocido y muy recomendable, como toda la ciudad.

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